viernes, 6 de noviembre de 2009

Tenía que hacerlo

Tenía que dejar salir a la rabia.
Pagarlo con alguien. Explicar que tengo
el suficiente odio para no llorar,
y escribir con las suficientes ganas de llegar.

Tenía que dejar salir a la debilidad,
el proceso creativo de aunar golpes
y golpes para que te vean sin juicio,
y con la única piel de la que estás hecho,
palabras y algún sentimiento.

Tenía que enfrentarme a la verborrea
de perder la compostura una vez más.
Tenía que mostrar las agallas
de la perseverancia, las uñas abiertas
de la constancia, y el valor de seguir creyendo
que a los buenos se nos da una oportunidad.

Tenía que olvidar el difícil momento,
la falta de escrúpulos y el convencimiento
de que nadie invierte en genios,
sino en dinero.

Tenía que abrir la boca de una vez,
decir verdades que a nadie le gusta,
que este es un lugar de cobardes,
de talentos abandonados
y de intereses paralelos
a los que de verdad son grandes.

Tenía que mostrarme ¿no?
Dejar claro que pasarme por alto
es fácil, y lo difícil es olvidarme.
Ignorar lo que estoy diciendo
y sentirse por ello culpable.

Tenía que escribir y escribir,
abrirme las cuevas del intelecto,
derrochar lo que del otro mundo
vengo trayendo. Hablar alto y claro,
y presentar, de alguna manera,
lo que viene siendo mi sueño.


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

2 comentarios:

  1. Qué arte tienes, hija!

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  2. Mírala ella, entrando y comentándome...Si es que, tengo que quererte. Tú tranquila, te dedicaré un libro entero!

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