miércoles, 4 de noviembre de 2009

Justo al infierno


La sangre golpea en la puerta. ¡Abran!
Quiero verter mi sentencia. ¡La puerta!
¡Que la abran! Quiero pasar por el filo del
alma! Y el cuchillo me abra la carne y
escriba borbotones a bocados de rabia.

Ahogaré las entrañas en el cetro
de Dios, y apostaré mi discordia reclusa
en las gargantas que oprimen el mundo
del mismo Amor. ¡Malditas sean tus musas,
Altísimo, soy tu producto Buitre vengador!

La garra enzarza la puerta. ¡Abran!
Quiero descoser vena a vena el ansia
de Creación. Quiero quedarme al límite
de ninguna vida y correr al sepulcro
donde enjuagarme en cenizas el corazón.

¿Es que no me van a abrir la puerta?
¡Que no es al Cielo, sino al Infierno
a morir con él! Ya lo abandonaste
a Tu Divina desgracia. Y ahora sí
que me toca mover: me saco el cuello,
tiro la puerta de un golpe, subo
un momento a mancharte de sangre
Tu Cielo, y me bajo a pudrirme
al infierno con el único Dios
a quien Amo, por quien vivo
y muero. Y ese no hace llamarse
de renombre Grande.
Porque ya se llama Amor.


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

2 comentarios:

  1. extrañaba tu poesía Marinita, no deja de ser buena como antes.

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  2. Gracias, Peter. Te invito a que leas mi relato de "La tercera Piedra". Me encanta tener comentarios tuyos por aquí.

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