miércoles, 26 de mayo de 2010

La manzana y la inspiración

en memoria a Edgar Allan Poe
Las noches que no puedo dormir
nunca las he contado. Pierdo el aliento.
Nunca las he escrito, no puedo.

Busco la conciencia en el punto
muerto y veo figuras negras
en lugar de floreros. 

Las noches inescrutables
son desafíos al hemisferio eterno.
Quiero separarme del mundo
y desvariar en el perecedero.

La inspiración juega una mala pasada
para encontrarme en estado entero.
Tengo que abrirme el estómago
para revolverme secretos.

Y las palabras encuentran su inspiración
cuando me hallan caída,
junto a la manzana del cuervo. 

Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

lunes, 24 de mayo de 2010

Piano en el pensamiento

a  S.A.M

Había prometido contener los hilos
de la garganta bien anudados.
Los sonidos del dolor, la huella
y el corazón que se estrella,
rompen los hilos con hojas
de claveles muertos y heridos. 

El piano suena como suena,
destrozado y tirado 
por sus teclas al vicio.
Suena el vaivén de una estela 
de viento entrada por la ventana,
perdida en un verso sin sitio.

Quiero el fragor de las olas,
mirar al horizonte
donde enjuagar los suspiros.
Quiero parar el sonido
de la voz que me tira al vacío.

Contarme que he soñado algo
diferente, y creer de verdad
en que he vuelto aquí
por algún extraño motivo.

Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Tu mejor manera

Los ojos que no dicen nada
son la mejor forma de hablar.
Podría parecer que estás muy callado,
sigiloso en tu punto de mira,
ahogado en tus timidas maneras
de expresar haciendo el verbo,
de verbalizar sin expresar.

La frase que se dice a medias
es la mejor manera de comunicar.
Podría parecer que no dices nada,
cansino de figurar mitades
que son palabras inacabadas,
y yo que lo tiendo todo a enlazar.

La profundidad que se calla entera
es tu arma, que explota sin piedad.
Hablas y no cuentas gran cosa,
porque no estás siendo tú de verdad.

Hoy, te me figuras un misterio,
un silencio enfadado,
una boca palpitante
de intrépidas amantes. El arte,
de creer en el amor como lo haces,
aún con la mirada rota de soñar. 


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

domingo, 16 de mayo de 2010

La certeza

Tenía la certeza, absoluta y engreída
como él solo, de que todo saldría bien.

La vió, se le cruzaron los cables,
empezó a tener su nombre en la mente,
hora tras hora, día tras día, cervezas,
palabras dichas sin sentido,
ideas irrepentinas y cafés.

Hay miradas que uno
es que no se puede quitar de encima.
Pero tenía la certeza de que,
sin tener ni idea, todo saldría bien.

La certeza de que solo quería 
una noche con ella, un beso,
una palabra, un segundo de nada.
Luego, todo volvería a ser igual.
Su casa, su rutina, su verdad.

Él, porque su nombre es indistinto,
aún sigue buscando otra noche,
una respuesta que no llega nunca,
una forma de acallar y no estallar.

Tiene un whisky en su mano derecha,
los ojos pegados en la mesa número dos
del bar sin nombre, y una cuenta de 300
euros en alcohol. Una noche complicada.

Pero es un hombre. No es de palabras,
y lo que no dice, nos lo podemos imaginar.


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

lunes, 10 de mayo de 2010

Justificando el medio

Yo creía en la tierra de las oportunidades,
en la capacidad de despertar al genio muerto,
creía que la forma era la clave de lo que está dentro.

Y entonces recordé a Calderón y que la vida es sueño.
Y sí, claro que es cierto, que muchos días te levantas,
que todo sigue igual, que el reloj marca lo mismo,
la hora de no llegar tarde a ningún momento.

Yo creía en los sueños hasta que el cansancio
de las horas te deja dormido delante de ellos.

Contra eso no puedo luchar,
pero sí puedo cambiar a Calderón por Maquiavelo.


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.