viernes, 13 de noviembre de 2009

Larga vida al muerto

Soberbio, eso seguro.
Mezquino, ninguno igual.
Te repartes entre locura y gracia,
la gracia maldita de odiar
al humano por hostilidad.
Que si apariencias, que si noblezas,
que si espíritu y grandezas.
A todos odias, y a Platón más.
Por sus ideas tan ideales,
por la ciega mortalidad
de sucumbir ante las sombras,
como haces tú,
por tu siniestra honestidad.
Profano, ya el único,
de tiempo y siglo de oscuridad,
donde el alma rompe esquemas
de albedrío intelectual.
Solitario, por drama,
por dolencia, inmortal.
Buscador afirmante a la muerte,
buscador colérico a sangrar.
¡Venga zozobras,venga somatizar
venga angustia y derrame,
venga estrangulamiento,
gula expirante de mortandad!
Pero callemos, callemos
del morbo de criticar,
que yo les prometo,
señoras y caballeros,
que por ser Romántico
traicionero, vespertino y desvarío
del amor y sus anhelos,
impoluto queda en su ataúd
Precursor inglés del cementerio:
Lord Byron.
Nunca tan vivo como ahora,
Muerto.


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