martes, 3 de noviembre de 2009

Negocios de arte


A buen recaudo dejo la vida:

a obra, pensamiento, palabra y omisión.
A mi conciencia dejo negocios de arte,
y negocios digo porque debo
distancias entre el lector y mi carácter.

Como decía, aunque realmente no
digo gran cosa, mi conciencia pace en paz,
vanidosa porque entiende el arte,
astuta porque no entiende de nada más.
Ya ni digo que severa porque
encontró del verso lo que jamás
buscó la humanidad, y tanto que también
perversa porque luchó contra sí misma
para llegar a la muerte con dignidad.

Solo digo, dejando humildades
a un lado, que la tumba me espera
y diré verdades como puños.
Diré que sembré el fruto que he recogido,
diré que llegué, vi tus ojos y vencí,
diré que he vivido con el alma
y por el alma. Y a voz callada
me tragué el amor. Por eso de mi conciencia
hago negocios de arte, el verso.
Lo demás, no es arte. Es dolor.


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