martes, 26 de enero de 2010

Yo ya elegí

A veces estás ahí dando golpes
y yo así no puedo vivir.
Me despierto y estás llamando,
desayuno y estás pensando,
almuerzo y vuelves a llamar.
Y en todo dices que solo quieres verme,
que te apetece recuperar la amistad.

Las secuelas duelen más que el dolor presente,
y las brechas siempre tienen ganas de abrirse más.
No retahíles la estupidez con tu verborrea aparente.
Yo ya elegí vivir mi vida a la usanza de paz.

Coge el orgullo, la madurez y el respeto,
y haz con ellos castillos de papel.
Ya verás que un día, sin que te lo esperes,
aprenderás a escuchar por dentro
la metafísica que no quisiste entender.

A veces el mundo se hace tan grande
que todo lo que tenemos lo destruimos,
y luego cuando queremos recuperarlo,
entendemos, por fin, que está perdido.

No quieras volver atrás,
que ya he andado mucho camino.


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

lunes, 25 de enero de 2010

Las 6 y media

Las 6 y media. La hora de despertarse.
Aunque el alma esté dormida a pierna suelta.
Aunque el cuerpo se defienda con total soberbia.
Las 6 y media. La hora de vivir.

Es lo que hay, quieras o no quieras.
Porque sé que a veces, aunque no lo digas,
no tienes ganas de levantarte y ponerte a latir.
Puedes dar patadas, pero es lo que hay.

Las 6 y media. Levántate y ponte a vivir.


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

domingo, 24 de enero de 2010

Pero no podía sacarla

Tenía la idea justa en el momento oportuno,
pero no podía sacarla.

No sabía si meterme las manos
y arrancármela, o esperar a que soltase
palabra entre olvido, café y humo
-qué mezcla de adicciones drásticas -.

Tenía el la fuerza, el puño y el grito
cogidos por el cuello, a golpe de susto,
atrapados en la membrana de la agonía,
donde está originaria la idea en sintonía.

Tenía todo mi amor revolcado, apasionado.
Hecho para beberlo en tinta de anochecer,
hecho para sangrarlo de escribir tanto,
creado para matarlo en caricias de papel.

Tenía la boca sellada cuando no debía,
la conciencia bloqueada cuando no quería.

Estaba con la torpeza en las manos,
no podía decir nada.

Es que se me cayeron las lágrimas.
Y tuve que volver a abrir los ojos
de la muerte que me tenía matada.

Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.