lunes, 2 de noviembre de 2009

A lo lejos


Había una luz a lo lejos.

Yo no quería ir. Fuí. Me llevaron.
Abrieron una rendija, me empujaron.
Y vi la luz sin querer, luego queriendo.
Traspasé la entrada, toqué fondo
en un paso lento, y vi colores negros,
gritos, entresijos funestos. Quise irme
de allí, y me cerraron con llave.
Me agarraron el cuello, la boca,
las manos, los dientes y el alma
en un sueño. Me quitaron la ropa,
y me quedé sola en el medio.
Pero yo veía colores negros,
puertas de zombis, esqueletos,
muerte, y una espada en el pecho.
Vi la escala del mundo agazapada
en ángulos rectos. La cobardía
en un segundo llevada a un verso.
Ví la luz en cada pensamiento,
busqué salida, y caí de nuevo
en la puerta cerrada del cuerpo.
Volé para nada, porque las alas
se rompen de tanto usarlas.
Porque quiero vivir en la vida
de abajo, sin luces, ni puertas,
ni llaves, y ver un color único,
el negro. Quitar suspiros,
palabras, locuras, aventuras de alma,
quitarme de encima las hadas. Morir ya,
y quitarme de una vez los clavos de las entrañas.


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

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