A Luís
Recordando y recordando,me he visto muy callada.
Tenía la luz apagada,
la tarde entera pasada por agua,
el verso corrupto de romper
la historia de todo el mundo,
la pasión en estas manos
para poder tocar la tinta.
Para intentar demostrarlo.
Recordando y recordando,
vi pasar a un hombre
por el barrio de las apariencias
y el gusto refinado.
Una farola ahí, sola, se quedó
sin amparo; un gato salió
a correr con los dientes alarmados.
Y la esquina de las joyas
dejó cruzar al hombre de ese barrio
con una mujer cabizbaja,
que venía llorando.
A mí ese hombre siempre
me resultó raro. Y esa noche
en el punto más claro,
hubo sangre en el suelo,
y colmillos que salían al paso.
Pude echar a correr
en la dirección de su bando.
Todo el mundo pensará por qué,
pero la parte no importa,
es mejor seguir lo contado.
Unos escriben novelas de vampiros,
yo tengo en los versos
la historia que nunca escribiré.
A veces una estrofa dice más
que un simple párrafo;
o a veces es alrevés, no lo sé.
Pero escribir un mordisco en un verso,
la carne abierta y la sangre derramada,
y una mirada de ojos grises saciada
en un segundo perfecto,
dice más que leer trescientas páginas,
si solo quieres esconderte y dejar a un lado
todo este maldito circo de sufrimiento.
Recordando y recordando
esas historias de vampiros,
esa extraña ilusión social...
Cada vez veo más en este mito
cuánta miseria humana
y cuánto dolor sentimos.
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