domingo, 16 de mayo de 2010

La certeza

Tenía la certeza, absoluta y engreída
como él solo, de que todo saldría bien.

La vió, se le cruzaron los cables,
empezó a tener su nombre en la mente,
hora tras hora, día tras día, cervezas,
palabras dichas sin sentido,
ideas irrepentinas y cafés.

Hay miradas que uno
es que no se puede quitar de encima.
Pero tenía la certeza de que,
sin tener ni idea, todo saldría bien.

La certeza de que solo quería 
una noche con ella, un beso,
una palabra, un segundo de nada.
Luego, todo volvería a ser igual.
Su casa, su rutina, su verdad.

Él, porque su nombre es indistinto,
aún sigue buscando otra noche,
una respuesta que no llega nunca,
una forma de acallar y no estallar.

Tiene un whisky en su mano derecha,
los ojos pegados en la mesa número dos
del bar sin nombre, y una cuenta de 300
euros en alcohol. Una noche complicada.

Pero es un hombre. No es de palabras,
y lo que no dice, nos lo podemos imaginar.


Copyright©Marina Navas/ Todos los derechos reservados.

2 comentarios:

  1. mmm...magnífico. Apenas unas pocas líneas, y ya estaba en su piel. Aspiando su tabaco, bebiendome su whisky y.... bueno, como definirlo en mi jerga? Una experiencia totalmente inmersiva.

    No dejes de sorprenderme

    ResponderEliminar
  2. A lo mejor no tenía la certeza...es una sensación

    ResponderEliminar