viernes, 18 de diciembre de 2009

Reducirme al olvido


Podría encarecer el alma,
reducir los costes de un suspiro,
probar a cambiar el precio
del dolor que no acaba conmigo.

Podría pedir limosna
como escritor que no guarda latidos,
morirme del frío más fuerte
de no tenerte conmigo.

Podría dejarlo todo gratis,
abolir mi casa de palabras, de albedrío ,
pero si tú, vagabundo
del mundo, pasas de largo
sin leer mis suspiros,
no quiero vivir ni una vida,
no quiero escribir ni una estrofa.

No quiero ser un escritor que escribe.
Para no ser leído.


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