A veces estás ahí dando golpes
y yo así no puedo vivir.
Me despierto y estás llamando,
desayuno y estás pensando,
almuerzo y vuelves a llamar.
Y en todo dices que solo quieres verme,
que te apetece recuperar la amistad.
Las secuelas duelen más que el dolor presente,
y las brechas siempre tienen ganas de abrirse más.
No retahíles la estupidez con tu verborrea aparente.
Yo ya elegí vivir mi vida a la usanza de paz.
Coge el orgullo, la madurez y el respeto,
y haz con ellos castillos de papel.
Ya verás que un día, sin que te lo esperes,
aprenderás a escuchar por dentro
la metafísica que no quisiste entender.
A veces el mundo se hace tan grande
que todo lo que tenemos lo destruimos,
y luego cuando queremos recuperarlo,
entendemos, por fin, que está perdido.
No quieras volver atrás,
que ya he andado mucho camino.
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