El miedo tiene solo una puerta para salir.
Siete para entrar. Veinticuatro para vivir.
Tiene una descarada cerradura
para no aceptar cualquier llave,
y una oxidada obertura
que entorpece su imagen.
El miedo mata, destroza, amarra.
Dice que te ayuda a seguir
solo por mantenerte ahí,
sujeto a su crudeza,
a su destino de artificiales agallas.
A la cobardía de las lágrimas tragadas.
El miedo tiene solo una puerta para salir.
Puedes cruzarla y quedarte sin corazón,
o quedarte de brazos cruzados,
¡cobarde por ambición!
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No sé si el miedo tiene una o mil puertas para salir, pero es un instinto animal y un inevitable sentimiento humano.
ResponderEliminarMuchas veces puede ser bueno porque nos ayuda a actuar con prudencia, a ser previsores, a aprender de los errores, en definitiva, a sobrevivir.
En otras ocasiones el miedo nos inmoviliza, nos aturde, nos esclaviza y nos amarga la existencia. A veces nos ciega ante lo desconocido provocando en nosotros un rechazo irracional e incluso reacciones violentas.
Creo que no somos nosotros los que debemos salir de estos miedos, sino ellos de nosotros. Hay que echarlos de una patada en el culo para que no perdamos oportunidades ni nos eviten vivir la vida con intensidad.